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La crisis de las empresas tecnológicas hunde los sueldos del sector

El coste salarial ha caído un 13,7% en el último año y se sitúa ahora en 2.666 euros al mes

Camilo S. Baquero
Un robot hace las funciones de informador en un centro hospitalario.
Un robot hace las funciones de informador en un centro hospitalario. JOHN THYS (AFP)

La reconversión por la que pasa el sector de las Tecnologías de la Comunicación y la Información (TIC) en Cataluña, con sueldos a la baja y un aumento de la precariedad, ya empieza a reflejarse en las estadísticas de los costes laborales. Específicamente, el coste salarial en dicho sector, en el que están puestas las esperanzas para la reindustrialización “limpia” de la economía catalana, ha caído un 13,7% en el último año aunque continúa como el más alto entre todos los sectores evaluados. Se sitúa ahora en 2.666 euros al mes. El coste salarial también cae en el sector del turismo, que representa el 12% del PIB catalán.

El Idescat publica regularmente la evolución del coste laboral, que incluye tanto las remuneraciones que reciben los trabajadores (el llamado coste salarial) como otras percepciones y las cotizaciones obligatorias a la Seguridad Social. Siempre se han dado las cifras de los tres sectores básicos (industria, construcción y servicios) pero desde el primer trimestre de 2015 también se hace un desglose específico de la cultura, el turismo y las TIC.

Un análisis de la primera comparación interanual deja mal parado a estos dos últimos sectores, en los que se presenta la mayor variación negativa. Mientras que de promedio los costes laborales cayeron un 0,2% y los salariales aumentaron un 0,1, en las TIC la caída fue del 10,5% y 13,7%, respectivamente.

Así, mientras en el primer trimestre de 2015 un empleador dedicaba por cada recurso humano un total de 4.037,9 euros brutos mensuales, en los tres primeros meses del este año gastó 3.615,8.

En el turismo, con los costes laborales más bajos de todos los analizados por el Idescat, la bajada no es tan importante. Sin embargo llama la atención debido a que es un sector que representa más del 12% del PIB catalán y por su buen comportamiento año tras año. El coste laboral cayó un 1,6%, pasando de 2.043,9 euros por mes y trabajador en el primer trimestre de 2015 a 2.010,6 en el mismo periodo de este año. El coste salarial disminuyó 1,4%.

“En general los costes laborales están bajando, después de un periodo de estancamiento. En las TIC eran los más elevados y de ahí que hubiera un mayor margen para la estabilización”, explica Jordi Costas, profesor en el departamento de Dirección de Personas de EADA Business School. Durante la crisis los costes laborales subieron, pero lo hicieron menos que los precios y eso contribuyó a la competitividad de Cataluña y moderó la inflación.

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Desde los sindicatos creen que la estadística pone blanco sobre negro la situación que hay detrás de Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) de empresas tan importantes como Indra o CapGemini, que ya lleva tres ERE desde 2012. “En un contexto de gran competencia las empresas están tirando de trabajadores a tiempo parcial para intentar ganar más competitividad”, se queja Nuria Gigaldo, secretaria de política sindical de UGT de Cataluña. El florecimiento de empresas TIC ha generado una dinámica en la que los contratistas exigen precios más bajos.

A pesar de que sigue siendo una profesión con un coste salarial alto, debido a su elevado valor añadido, las grandes cadenas de subcontrataciones, las ampliaciones de jornada y las horas extras encubiertas —efectos de la reforma laboral— han terminado por precarizarlo, alerta Gigaldo. “Las empresas de servicios integrales tienen convenios propios y se libran de los del sector. En muchos casos representan hasta un 50% menos de ingresos”, explica la líder sindical.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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